Los orígenes de Fiestecita fueron humildes y sencillos, como tantos otros miles de negocios que comienzan en el seno familiar, para ayudar a la familia a tener un dinerito extra, para cumplir con las responsabilidades económicas y poder darse algunos lujos de vez en cuando. Sin embargo, la persistencia, motivación y el trabajo en equipo de la familia López Rivera, ha llevado a Fiestecita a ser lo que es hoy día: un negocio que ofrece todos los productos y servicios que se necesitan para la repostería fina, con un local en el Bairoa Shopping Center en Caguas de unos 7,000 pies cuadrados y en vías de expansión a otros puntos de la Isla. Una verdadera historia de éxito familiar.
El patriarca y presidente de Fiestecita, don José A. López, nacido y criado en Caguas, tuvo una carrera militar en la Marina de los Estados Unidos de sobre 20 años de servicio. Al retirarse de la Marina, su esposa Cuchi Rivera, lo motivó a montar el negocio oficialmente. Ella ya desde hacía unos años confeccionaba y vendía bizcochos y otros postres desde su casa, hasta que finalmente decidieron conseguir un local y continuar el negocio fuera del hogar.
Según nos narra don José, Fiestecita surge como una idea de su esposa. “Ella hacía todos los postres y yo los probaba, por ella nace la idea de la tienda. El logo de la tienda nace de ella, son tres corazones, mis dos hijos y yo, y el nombre se lo puso ella”, reconoce don José.
Al comenzar, tuvieron un pequeño local de unos 1,500 pies cuadrados y solo vendían postres, pero poco a poco fueron incorporando diversos productos que necesitaban para la confección de los diversos postres de la repostería fina. Además, añadieron cursos y seminarios para el beneficio de sus clientes. Según don José, esa ha sido la clave del éxito, tener todos los productos y servicios accesibles, bajo un mismo techo.
El matrimonio López Rivera tuvo dos hijos: Logan y Christian, quienes, según su padre, se han convertido en sus dos manos derechas en el negocio. Desde niños, cuando el negocio operaba desde la casa, siempre fueron parte del negocio, trabajando en las tareas en las que podían cooperar. Según nos narra Christian, su padre le decía: “Te toca fregar, te toca coger los moldes y engrasarlos, para que cuando tu mamá llegue a la casa de trabajar, pueda hacer los bizcochos”. De esa manera, cada miembro de la familia cooperaba en alguna manera, para echar el negocio hacia adelante.
Por su parte Logan recuerda que, “Salía de la escuela para ir a trabajar, de lunes a sábado, y los domingos también hacíamos algo, como empacar. Estuvimos muchos años así, salíamos de la escuela mi hermano y yo, y ¡a trabajar se ha dicho! Hasta el sol de hoy”. Ya hoy pueden recoger los frutos de tantos años de trabajo y esfuerzo familiar.
Para don José hay dos lecciones que aprendió en la Marina que lo han llevado a tener éxito como comerciante y es la recomendación que le hace a cualquier empresario que esté comenzando su negocio: la persistencia y la lealtad. “La persistencia es el éxito de cualquier cosa que hagas. Tienes derecho a caerte, pero te tienes que levantar”, señala don José. Sin embargo, él también nos señala que, para tener éxito en un negocio, también se necesita un buen socio bancario, “El banco te da las herramientas para lograr el propósito”, nos explica.
Para don José, su aliado en Oriental fue Gilberto Medina, quien lo orientó en todo: “Todas mis cuentas y préstamos, hasta los personales, los tengo con Oriental; el servicio es formidable. Hasta con las transferencias de dinero internacionales y locales, el señor Medina me orientó. ¡Oriental es mi banco!”
Con el apoyo de Oriental, las proyecciones de crecimiento de Fiestecita son ambiciosas, pero halagadoras. “Actualmente Fiestecita está sólida, económicamente. Las proyecciones son desarrollar este estilo de tiendas en otros puntos estratégicos. Queremos desarrollar de cinco a seis tiendas más y luego posiblemente para afuera”, nos explica el fundador de la empresa.
“En Puerto Rico se puede hacer toda clase de negocio y la persistencia es lo más importante, ¡Sí se puede!”, concluyó don José.